Incapaz de gestionar la complejidad del saber en el siglo XXI, la institucionalidad liberal ha sido arrollada por una poderosa alianza entre los datos y los algoritmos, nuevos soberanos inmunes a la regulación legal y democrática. Una dictadura digital se proyecta en el horizonte. Nos acecha una nueva e incuestionable expresión de poder que podría significar el colapso de la civilización liberal y democrática.